Si bien dan sabor a nuestras comidas y postres, la sal y azúcar pueden traer más de un problema de salud si se consume en exceso, especialmente en nuestro sistema circulatorio.
La sal y azúcar son dos ingredientes indispensables para preparar nuestros alimentos. Sin embargo, este binomio puede alterar el funcionamiento del sistema circulatorio y situar en riesgo la salud, si son consumidos sin ningún tipo de control o en exceso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala estándares promedios de ambas sustancias. Una persona adulta puede considerar en sus alimentos un máximo de 5 gramos de sal al día (menos de media cucharadita). Respecto al azúcar, se sugiere no exceder los 25 gramos (cerca de cuatro cucharaditas). Dos recomendaciones que en la práctica son “peligrosamente” superadas entre dos a cuatros veces.
El consumo excesivo de alimentos ricos en sal eleva la presión arterial. Este ingrediente al no ser expulsada por el organismo, se acumula en la sangre y origina una retención de líquidos. El siguiente paso es la alteración del funcionamiento del sistema circulatorio, afectando directamente el corazón y los vasos sanguíneos.
PROBLEMAS RENALES Y DEL CORAZÓN
El excesivo consumo de sal origina enfermedades renales, hipertensión, infartos, entre otras. Las mismas que se agravan con la vida sedentaria, la inactividad física o la práctica de deportes de forma regular.
Respecto al consumo del azúcar. No solo la ingerimos de forma directa cuando endulzamos un café, limonada o alguna otra bebida. También está presente cuando consumimos alimentos como arroz, harinas o papas. Todos estos productos se transforman en glucosa en el cuerpo y es asimilado como azúcar.
Este ingrediente provoca variaciones en el recorrido de la sangre debido a que inflama la pared interna de los vasos sanguíneos. Un escenario que puede conducir a la aparición de fuertes dolencias de las extremidades, pérdida progresiva de las fuerzas y debilidad tanto en los brazos como en las piernas.
Un examen de sangre anual, podría ayudarnos a conocer el estado de nuestra sangre y prevenir dolencias o enfermedades derivadas del consumo excesivo de la sal y el azúcar. Más aún, si consideramos que los problemas circulatorios que antes aparecían después de los 40 años, en la actualidad se presentan alrededor de los 20 años.
Foto: Kevin Eneque